El
desarrollo de la ciencia y el uso de la tecnología
le han permitido al hombre
transformar el medio ambiente. La explotación desmedida e irracional de los
recursos naturales, el empleo
de los mismos en la satisfacción de las necesidades, la demanda
sin precedentes a la que el rápido crecimiento de la población humana, está
produciendo un declive cada vez más acelerado en la calidad
de éste y en su capacidad para sustentar la vida.
Los seres humanos, con la Revolución Industrial, empezaron a cambiar la faz del planeta, la naturaleza de su atmósfera, y la calidad de su agua.
Los seres humanos, con la Revolución Industrial, empezaron a cambiar la faz del planeta, la naturaleza de su atmósfera, y la calidad de su agua.
La
protección del medio ambiente
se ha convertido en una prioridad, en una necesidad de primer orden para
garantizar el desarrollo
económico y social y, sobre todo, para la salud y la supervivencia
de la especie humana en todo el planeta.
La ciencia
y la tecnología son procesos
sociales que están estrechamente vinculados entre sí, e inciden, directamente,
sobre la sociedad.
La influencia que estos procesos ejercen sobre la vida del hombre no siempre es
positiva.
Desde los
tiempos prehistóricos las personas han obtenido recursos para cazar,
protegerse, etc., de la naturaleza. La naturaleza es capaz de renovar muchos
recursos naturales si se consumen a un ritmo adecuado, pero otros recursos no
pueden renovarse. Por ejemplo, el petróleo y el carbón tardan en formarse
millones de años. Sin embargo, desde la época de la Revolución Industrial, se
han consumido la mayor parte de las reservas mundiales de estos combustibles
fósiles.
Durante
mucho tiempo las necesidades industriales y tecnológicas, se han satisfecho sin
prestar atención a los posibles daños causados al medio ambiente, dichos daños
se conocen; sólo falta poner los medios a nuestro alcance para evitarlos.
Las
actividades humanas, desde la obtención de la materia prima, hasta el desecho
de los residuos generados tras la obtención de un producto tecnológico, pueden
tener consecuencias nefastas para la conservación del medio ambiente. Algunos
ejemplos son la desertización, el impacto medioambiental de las obras
tecnológicas, la contaminación producida en la obtención y tratamiento de
muchas materias primas o de fuentes de energía y los residuos generados en
muchas actividades industriales.
El
incremento en el consumo principalmente de energía ha hecho que aumenten
considerablemente las proporciones de determinados gases (dióxido de carbono,
óxidos de azufre, etc.) en la atmósfera, sobre todo cerca de las
áreas industrializadas. Algunas consecuencias de la contaminación del aire
son el calentamiento global del planeta debido al efecto invernadero o la
disminución en el grosor de la capa de ozono.
El
agotamiento de los recursos naturales ha sido uno de los temas políticos más
importantes, al menos, desde la primera crisis del petróleo cuando el impacto
de una repentina escasez de crudo disponible para el funcionamiento de nuestras
sociedades industriales se convirtió en algo visible. Sin embargo, los
hidrocarburos son el ejemplo más visible de que este recurso natural
inevitablemente se agotará en un futuro inmediato, sobre todo si los niveles de
consumo actuales continúan así. La creciente escasez también ha tenido un
impacto directo en el coste de los hidrocarburos y por tanto en el atractivo de
buscar otras alternativas.
No obstante, hay otros casos de agotamiento de
recursos naturales que han llamado más la atención en los últimos años. Ciertos
metales preciosos y semipreciosos, por ejemplo, el Platino Pt, el Iridio Ir, el
Cobre Cu, han sido muy demandados en los mercados globales, como en la
industria semiconductora, lo que ha provocado una subida de precios. El
próspero mercado chino ha encabezado una demanda creciente de acero y carbón y
el crecimiento de esa demanda no parece que vaya a disminuir en las próximas
dos décadas. Las implicaciones en las economías europeas son obvias y ya han
conducido a una subida brusca de los precios.
Además,
la presión sobre los hábitats ecológicos ya ha llevado a muchas especies de
animales y plantas a su extinción, recursos que, aparte de su valor intrínseco,
podrían tener también significado económico, por ejemplo: para las industrias
farmacéuticas y del cuidado corporal. Esta pérdida de biodiversidad se
corresponde con un agotamiento cualitativo de los recursos naturales. Asegurar
las reservas de alimentos para una población mundial en crecimiento se ha
convertido en algo cada vez más difícil. Mientras que esto supone el primer y
más importante tema de responsabilidad global, a Europa también le afecta de
manera directa la creciente presión sobre los recursos naturales básicos para
la producción de alimentos. Las condiciones precarias en la economía de muchos
países africanos son la raíz de la sobreexplotación y erosión de la tierra,
pero ésta también acarrea movimientos migratorios, malnutrición y conflictos
militares locales relacionados con el acceso a los recursos naturales. La
sobreexplotación ha reducido de manera significativa las reservas de pesca en
zonas marítimas europeas y de varias no europeas, llamando a la reflexión sobre
la sostenibilidad de las reservas de pesca en las partes más pobladas del mundo
y también, planteando graves problemas de sobrecapacidad en la industria
pesquera europea.
Por
lo general, el nivel de consumo de recursos tal y como se lleva a cabo
actualmente en la mayoría de los países industrializados no es sostenible, y
esta situación también empeorará con la convergencia en los niveles de recursos
también en los países menos desarrollados.
La población humana y la economía extraen recursos
de la tierra y emiten desperdicios contaminantes hacia el medio ambiente, en
muchas ocasiones, las tasas de extracción y emisión han crecido hasta
magnitudes insoportables. El medio ambiente ya no las puede sostener. La
sociedad humana ha sobrepasado sus límites por los mismos motivos que otros
sobrepasamientos se producen. Los cambios son demasiado rápidos. Las señales
aparecen tarde, son incompletas, están distorsionadas, son ignoradas o se las
niega. La inercia es grande. Las respuestas son lentas.
De
acuerdo con los estudios del Club de Roma y del MIT[1],
el sobrepasamiento puede producirse cuando se reúnen tres circunstancias:
- Los cambios son suficientemente rápidos,
- Existen límites o barreras, que traspasados, pueden producir problemas
- Las señales que avisan de la proximidad a los límites son imperfectas.
Desde
el punto de vista del liberalismo económico, que confía en el mercado y en la
capacidad de la tecnología para producir las innovaciones requeridas, los
sobrepasamientos pueden ser conjurados, a través del mecanismo
siguiente:
- El mercado hace que los precios de recursos escasos aumenten de precio y que productos contaminantes eleven los costes. Cuando el aumento es significativo, la demanda de unos y otros disminuye
- El aumento de precios obliga a la prospección de mayores recursos. Obliga también a sustituir el recurso escaso por otro más abundante. Induce a los consumidores a usar menos el producto o, a usarlo más eficientemente; e induce a los técnicos, a desarrollar sistemas de control de contaminación, buscar lugares donde confinar el contaminante o a buscar procesos en los que no se genere dicho contaminante.
- Las distintas respuestas compiten en el mercado. Compradores y vendedores deciden qué tecnologías y qué modalidades de consumo resuelven el problema con mayor eficiencia. La mejor solución se impone a las demás.
El
término sostenibilidad se hizo popular a partir
del ”Informe Bruntland”, de la Comisión Mundial
sobre Medio Ambiente y Desarrollo, elaborado para las Naciones Unidas,
en 1987, ya que definió, desarrollo sostenible como: “Aquel
que satisface las necesidades de las presentes generaciones sin comprometer la
capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”.
Desde
principios de los años noventa se viene ensayado un indicador numérico, y por
lo tanto cuantificador, de la sostenibilidad: la huella ecológica.
La
primera publicación académica sobre este tema la hizo, el ecologista William
Rees en 1992, en 1996, se publicó el texto: “Nuestra huella ecológica. Reducción del impacto
humano en la Tierra”,
en el cual se define la huella ecológica como: “El área
ecológicamente productiva (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas
acuáticos), necesaria para producir los recursos utilizados y asimilar los
residuos producidos por una población dada, con un modo específico de vida, de
forma indefinida”.
A
través de la Global Footprint Network, se editan informes periódicos sobre el
estado del planeta, los cuales se construyen sobre dos indicadores:”el índice
de vitalidad del planeta”, que refleja la salud de los ecosistemas, y el de “la huella
ecológica”, que muestra la extensión de la demanda humana sobre estos ecosistemas.
De
acuerdo con estos informes, el sobrepasamiento de la biocapacidad de la
Tierra se produjo en los años ochenta, y en el año 2003 esta capacidad ya
se había excedido en un 25%, esto es, la Tierra había tardado un año
y tres meses en producir los recursos consumidos en ese año. Un ejemplo de ello,
es que en ese año se taló más madera de la que había crecido en ese mismo
periodo.
En
el año 2050, se habrá alcanzado un nivel de demanda que doblará la
biocapacidad, lo cual implica un déficit ecológico tal que conducirá el colapso
de los ecosistemas.
Ya
sea porque se superan los límites, ya sea porque lo que se hace no es
sostenible en el tiempo, o porque se supera la biocapacidad del planeta, lo que
resulta cuando se reflexiona sobre el crecimiento es que hay que hacer algo
para cambiar lo que se hace ahora. Con el cambio de milenio la palabra clave
parece ser el decrecimiento, al que
se añade el calificativo de sostenible.
En este caso, la sosteniblidad se refiere a que, hay que plantear este
decrecimiento para que sea socialmente aceptado, por ello se habla de
decrecimiento socialmente sostenible.
El
concepto de sostenibilidad, es
la garantía de “no sobrepasamiento”, y hace referencia
a las condiciones, que ha de cumplir el desarrollo económico para que
ciertos límites no sean superados.
Existe un consenso general a nivel mundial hacia
el logro de tecnologías favorecedoras de un desarrollo sostenible: En el caso
de recursos renovables, las tasas de recolección no deben superar a las de
regeneración. Las tasas de emisión de residuos deben ser inferiores a las
capacidades de asimilación de los ecosistemas a los que se emiten esos
residuos. Hay que dar prioridad a las tecnologías que aumenten la productividad
de los recursos frente a las que incrementan la cantidad extraída de recursos.
En
la Unión Europea, las acciones de desarrollo sostenible se han centrado en
cinco ámbitos de actuación:
- Introducción de tecnologías limpias en los distintos sectores industriales, como son los de transformación de metales, las industrias gráficas, las agroalimentarias, las de curtidos y las relacionadas con la utilización de suelos (de abonos, plaguicidas, fertilizantes, etcétera).
- Políticas sobre residuos, desde la recogida hasta la eliminación.
- Integración adecuada de la agricultura en el medio ambiente.
- Integración respetuosa del turismo en el medio ambiente.
- Mejora de la calidad del medio urbano.
Toda
Actividad Tecnológica, genera, consecuencias negativas y positivas.
Entre las negativas, se tienen:
- La Contaminación: Aparición en el medio
ambiente de elementos perjudiciales para los organismos vivos en cantidad
superior a la capacidad natural de reducción y absorción.
- Agotamiento de los recursos energéticos:
Utilización intensa de fuentes primarias de energía no renovables.
- Desigualdades sociales (en un mismo
país y entre países).
Las consecuencias positivas, se tiene, que aporta
procedimientos para solucionar necesidades sociales.
El
impacto en el ambiente debido a la actividad tecnológica se debe al porcentaje
de población que tiene acceso a la tecnología, al uso de esa tecnología
(consumo) y, a la calidad de la tecnología utilizada.
Este
Impacto se intenta corregir mediante diversas políticas ambientales:
- Sobre la densidad de población: Elaboración de planes de ordenación urbana. Acciones sobre crecimiento demográfico e inmigración. Ayudas y subvenciones para el desarrollo del medio rural.
- Sobre los hábitos de consumo: Campañas de concientización ecológica. Educación medio ambiental en los planes de estudios. Educación del consumidor (consumo responsable).
- Sobre las empresas (calidad): Obligatoriedad de efectuar una evaluación del impacto ambiental antes de dar el visto bueno para la ejecución de un nuevo proyecto tecnológico. Realización de ecoauditorías (evaluación objetiva y periódica de los sistemas de protección medioambiental utilizados por una empresa) a proyectos que ya se encuentran en marcha. Normalización y certificación. Establecimiento de normas de calidad medioambiental que controlen los procesos productivos y creación de mecanismos de certificación para que las empresas que las cumplan puedan utilizar una ecoetiqueta que las distinga del resto.
- Otras:
Políticas
fiscales: Impuestos para actividades contaminantes.
Políticas
de incentivos y subvenciones: Dirigidas a actividades de reciclado,
modernización de equipos e instalaciones de depuración, así como a actividades
educativas.
Ayudas
a la investigación: Dirigidas a nuevas líneas de investigación sobre nuevas
fuentes de energía, tecnologías más limpias.
En
El Salvador, se cuenta diversas políticas y/o planes ambientales, con los
cuales se intenta corregir el impacto en el ambiente debido a la actividad
tecnológica, de las las cuales podemos mencionar:
Responsabilidad
Ambiental Empresarial (RAE), en la cual se tiene como objetivo, el desarrollo
de sinergias y cooperación entre MARN y la Fundación Empresarial para la Acción
Social (FUNDEMÁS), para la promoción, adopción de valores y prácticas de
Responsabilidad Ambiental Empresarial (RAE) en el marco de la Responsabilidad
Social Empresarial (RSE), con sus miembros, especialmente aquellos cuyos giros
tengan mayor impacto al medio ambiente.
Política
Nacional del Medio Ambiente 2012, la cual tiene como Objetivos General, Revertir
la degradación ambiental y reducir la vulnerabilidad frente al cambio climático,
y como Objetivos Específicos, 1. Revertir la insalubridad ambiental; 2.
Gestionar de manera sostenible el recurso hídrico; 3. Ordenar ambientalmente el
uso del territorio; 4. Fomentar una cultura de responsabilidad y cumplimiento
ambiental; 5. Revertir la degradación de ecosistemas y paisajes; y 6. Reducir
el riesgo climático.
Propuesta
de Ley General de Gestión Integral de Residuos (GIR) de El Salvador,
Artículo
2, establece los principios que se han definido para la Ley, y entre ellos se
define, entre otros términos, el de Desarrollo
Sustentable y Sostenible, La GIR debe promover el principio de desarrollo
sustentable y sostenible, de manera que responda equitativamente a las
necesidades de desarrollo y a las necesidades ambientales. El desarrollo
sustentable y sostenible sólo puede alcanzarse cuando sus tres elementos lo
social, lo económico y lo ambiental, son tratados armónica y equilibradamente
en cada instante y para cada acción. El uso y aprovechamiento de los recursos
naturales renovables deberá realizarse dentro de los límites de regeneración de
los ciclos vitales de los que dependen.
Artículo
9. Define, el término Responsabilidad
Extendida: Principio mediante el cual se reconoce
que los residuos sólidos municipales y los residuos de manejo especial son
generados a partir de la realización de actividades que satisfacen necesidades
de la sociedad, mediante cadenas de valor tipo producción, proceso, envasado,
distribución, consumo de productos, y que en consecuencia, su manejo integral
es una corresponsabilidad social y requiere la participación conjunta,
coordinada y diferenciada de productores, distribuidores, consumidores,
usuarios de subproductos, gobierno según corresponda, bajo un esquema de
factibilidad de mercado y eficiencia ambiental, tecnológica, económica y social.
[1] Los
límites al crecimiento (en inglés The Limits to Growth) es un informe encargado
al MIT por el Club de Roma que fue publicado en 1972, poco antes de la primera
crisis del petróleo.


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